Tabla de ahorro con Autogas [Noviembre 2025]

Llegamos al mes de noviembre con los precios de los combustibles siguiendo una estela parecida a la registrada en octubre. No obstante, con la mirada puesta en la época de Navidad, cualquier aspecto cotidiano en el que sea posible ahorrar es bienvenido. En este sentido, los usuarios de vehículos propulsados por GLP pueden lograr un mayor porcentaje de ahorro a la hora de repostar en comparación con los usuarios de vehículos gasolina.

Para actualizar nuestra tabla de ahorro, hemos tenido en cuenta los precios medios de ambos combustibles en el momento de redactar este artículo. En el caso de la gasolina, el precio de referencia es de 1,57 euros el litro, mientras que el GLP se sitúa en 0,93 euros el litro. Con esta situación, el ahorro anual oscila entre los 270 y los más de 6500 euros, en función del consumo del vehículo y del número de kilómetros recorridos al año.

En cualquier caso, cabe recordar que la transformación a GLP no solo ofrece ventajas desde el punto de vista del ahorro. Los vehículos gasolina EURO 4 y diésel EURO 6 que se conviertan a GLP pueden disfrutar de la etiqueta ECO. Es decir, sin cambiar de coche, es posible lograr un vehículo menos contaminante, más sostenible y con los beneficios propios de la etiqueta ECO. Un contexto que también es favorable en lo que respecta a la economía circular, ya que se reducen los desechos en la medida en que no es necesario sustituir un vehículo por otro.

 

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Ley de Movilidad Sostenible: Dudas frecuentes y todo lo que debes saber

Después de meses de incertidumbre, la Ley de Movilidad Sostenible ha conseguido luz verde en el Congreso de los Diputados. Y, aunque todavía está pendiente de validarse en el Senado, ya podemos ir desgranando algunas de las novedades más importantes que entrarán en vigor gracias a este texto legislativo. 

Como siempre que se aprueba una nueva ley, las dudas sobre cómo afectará a los ciudadanos se vuelven más intensas que nunca. Especialmente, con un tema como la movilidad sostenible, del que cuelgan numerosas patas que no están del todo claras. 

Para ayudarte, respondemos algunas de las preguntas más frecuentes sobre lo que sabemos, hasta ahora, de la Ley de Movilidad Sostenible, y sobre cómo repercutirá en los usuarios y conductores. No obstante, ten en cuenta que, hasta que no se apruebe de forma definitiva y se vayan aplicando los cambios, la información podría cambiar.

Preguntas frecuentes sobre la Ley de Movilidad Sostenible

Respondemos algunas de las dudas que más se repiten con la información publicada hasta ahora, si bien recordamos que habrá que esperar a que se apruebe por completo en el Senado y se vayan incorporando las medidas.

¿Se eliminarán todos los vuelos cortos?

Solamente aquellos en los que exista una ruta alternativa ferroviaria cuya duración sea inferior a dos horas y media. La excepción, en este caso, serían los vuelos de conexión con aeropuertos que enlacen con rutas internacionales.

Como ejemplo, uno de los vuelos que se podría eliminar es el vuelo entre León y Madrid, ya que existe una alternativa de viaje en tren de dos horas de duración.

¿Los coches que tienen la etiqueta ECO la perderán?

No. Que va a haber un cambio en las etiquetas ambientales parece claro; sin embargo, no tendrá carácter retroactivo. 

Es decir, todos los vehículos que tengan una etiqueta ECO o CERO hasta el momento en que entre en vigor dicho cambio la mantendrán, incluso aunque, con las modificaciones, les dejase de corresponder. 

Sin embargo, cabe destacar que este cambio en el etiquetado no será, ni mucho menos, inmediato. De momento, hay un plazo de un año para realizar un informe sobre el estado actual de las etiquetas según la evolución tecnológica de los vehículos. A partir de ese informe, la DGT tendrá que decidir cómo plantear el sistema de calificación ambiental. 

¿Las empresas estarán obligadas a dar teletrabajo?

No, el teletrabajo no será una obligatoriedad, sino simplemente una recomendación que pueden incorporar en sus planes de movilidad. Además, estos planes de movilidad serán obligatorios únicamente para las empresas que tengan más de 200 trabajadores, o en las que se concentren más de 100 trabajadores en cada turno. 

El fomento del teletrabajo es una propuesta, igual que el fomento de la movilidad compartida entre los empleados o la flexibilización de horarios. 

¿Habrá más alternativas de transporte público?

La idea es que, a medio plazo, se refuerce el sistema de transporte en autobús por carretera a través de nuevas licitaciones de concesión de servicios en todas las concesiones estatales. 

Además, la Administración General del Estado ayudará a financiar los servicios de transporte público colectivo urbano de viajeros reservado a las entidades locales. De esta forma, se lograría una mejor conexión entre los medios de transporte urbano, interurbano y de larga distancia.

¿En qué consistirá la renovación del parque automovilístico?

Todo parece indicar que el fomento de esta iniciativa se realizará a través de la aprobación de planes como MOVES tanto a nivel estatal como en cada una de las comunidades, cuyo objetivo es ofrecer incentivos para sustituir los vehículos antiguos más contaminantes por otros nuevos más sostenibles. Algunas comunidades, como País Vasco, ya están aplicando estos planes. 

¿Habrá cambios en las Zonas de Bajas Emisiones?

La gestión de las ZBE es de competencia local. Sin embargo, la Ley de Movilidad Sostenible sí permitirá a cada municipio imponer las tasas que considere a los vehículos más contaminantes, más allá de las restricciones de acceso y circulación. En cualquier caso, será decisión de cada ayuntamiento.

¿Qué significa que la movilidad será un derecho social?

Básicamente, es un compromiso que se adquiere para aumentar las opciones de movilidad para cualquier persona, independientemente de dónde viva o de cuáles sean sus limitaciones físicas, mediante un sistema de transporte público que incentive, sobre todo, los medios menos contaminantes. 

Asimismo, es un compromiso para mantener una mayor coordinación entre las distintas administraciones públicas en lo que respecta a las competencias en materia de transporte y movilidad. 

En definitiva, la aprobación de la Ley de Movilidad Sostenible supone un paso más hacia un camino alineado con los objetivos europeos y encaminado hacia una mayor protección del entorno. Sin embargo, todavía quedan muchas incógnitas por resolver, y probablemente habrá determinadas medidas que sufran modificaciones según se vayan aplicando. 

Tabla de ahorro con Autogas [Octubre 2025]

Llega la recta final del año, el último trimestre en el que buscar hasta el último céntimo de ahorro es una de las prioridades más importantes para muchas personas. Reducir el gasto en combustible suele ser una de las alternativas más recurrentes, algo que, con la transformación a GLP, es más sencillo. A día de hoy, el precio medio del GLP se sitúa en 0,93 euros el litro, mientras que el precio medio de la gasolina se eleva hasta 1,58 euros el litro.

Por lo tanto, repostar GLP es más barato que hacerlo con gasolina o diésel, además de ser más limpio. Esta es la razón por la que cada vez son más los conductores que deciden transformar su coche a GLP. Además, en muchos de esos casos, dicha transformación trae consigo la consecución de la etiqueta ECO. Eso sí, solamente en el caso de los vehículos gasolina EURO 4 o diésel EURO 6.

Una razón que adquiere más importancia en las grandes ciudades, como Madrid, Bilbao o Barcelona, en las que las restricciones en las Zonas de Bajas Emisiones siguen aumentando. En este sentido, no hay que olvidar que, de cara a los próximos años, cada vez serán más los vehículos que no podrán acceder a los núcleos urbanos más grandes.

En cualquier caso, para que compruebes cuánto dinero puedes ahorrar repostando GLP en vez de gasolina, actualizamos nuestra tabla de ahorro. Para ello, hemos tenido en cuenta el precio medio de la gasolina y del GLP a la fecha de redacción de este artículo.

diesel

¿El hidrógeno podría suponer el fin del diésel?

El debate ya está abierto: ¿es el hidrógeno la alternativa real que acabará con el diésel en el transporte?

Toyota, uno de los fabricantes más influyentes del mundo, asegura que el hidrógeno verde y las pilas de combustible serán determinantes para reemplazar al diésel, sobre todo en el transporte pesado y de larga distancia.

En este artículo analizamos las razones por las que el hidrógeno puede ser el fin del diésel, los retos que aún quedan por superar y cómo en Gasmoción estamos inmersos en proyectos para que esta transición hacia una movilidad sostenible sea una realidad, especialmente para flotas profesionales de gran tonelaje.

El declive del diésel: un cambio irreversible

El diésel ha sido, durante décadas, el motor del transporte. Sin embargo, su futuro está cada vez más limitado debido a las siguientes cuestiones:

  • Caída en ventas: en España, su cuota en coches nuevos ha pasado de ser mayoritaria hace diez años a menos del 10% en 2025.

  • Restricciones urbanas y normativas de emisiones: cada vez más ciudades prohíben el acceso a vehículos diésel.

  • Presión fiscal: los impuestos al carbono y las tasas medioambientales encarecen el uso de diésel.

  • Alternativas más limpias: el hidrógeno y la electrificación ofrecen ventajas competitivas en sostenibilidad.

En este contexto, el diésel pierde terreno mientras el hidrógeno gana protagonismo, sobre todo en sectores donde la electrificación con batería no es suficiente.

Hidrógeno: la alternativa sostenible para flotas pesadas

El hidrógeno verde se perfila como la tecnología capaz de reemplazar al diésel en el transporte pesado gracias a ventajas que lo hacen único:

  • Autonomía extendida: más kilómetros con depósitos más ligeros que enormes baterías.

  • Repostaje rápido: tiempos similares al diésel, evitando largas paradas de recarga.

  • Cero emisiones en el uso: solo vapor de agua como residuo.

  • Optimización de carga útil: menos peso en baterías significa más espacio para mercancía.

Por eso, camiones, autobuses, maquinaria industrial y transporte de larga distancia encuentran en el hidrógeno la solución ideal para mantener la eficiencia y cumplir con objetivos de descarbonización.

Retos del hidrógeno en el transporte pesado

Aunque las ventajas son claras, el hidrógeno debe superar aún varios desafíos antes de convertirse en la alternativa dominante:

  1. Infraestructura insuficiente: faltan estaciones de repostaje de hidrógeno en Europa y España.

  2. Costes elevados: tanto la producción de hidrógeno verde como los vehículos siguen siendo caros.

  3. Producción sostenible: el hidrógeno debe proceder de energías renovables para ser realmente limpio.

  4. Adopción de mercado: las empresas de transporte deben confiar en la fiabilidad y en el coste total de propiedad frente al diésel.

En Gasmoción creemos que estos retos son oportunidades de innovación y liderazgo. Estamos convencidos de que el futuro del transporte pesado pasa por el hidrógeno verde. Por eso trabajamos en:

  • Soluciones de movilidad sostenible personalizadas para flotas.

  • Asesoría integral: desde la transición energética hasta el mantenimiento de flotas con hidrógeno.

  • Colaboración público-privada: impulsando proyectos estratégicos de movilidad con hidrógeno en España y Europa.

Nuestra visión es clara: ser referentes en la descarbonización del transporte pesado, acompañando a empresas y administraciones hacia un modelo de movilidad sostenible y competitivo.

El hidrógeno marcará el fin del diésel

El hidrógeno no es una promesa a largo plazo, sino una realidad en construcción.
Toyota y otros fabricantes lo ven como la clave para acabar con el diésel, especialmente en camiones, autobuses y maquinaria de gran tonelaje.

El transporte del futuro será limpio, eficiente y basado en hidrógeno verde. Y en Gasmoción, queremos liderar ese cambio ofreciendo soluciones reales hoy, para construir la movilidad sostenible de mañana.

 

hidrógeno en Europa

¿Es el hidrógeno una alternativa de movilidad real en Europa?

La descarbonización del transporte en Europa se enfrenta a un reto que nunca antes ha tenido lugar. Mientras que la electrificación por batería avanza con rapidez en el sector del automóvil particular, la Unión Europea y varios Estados miembros miran cada vez con más interés hacia el hidrógeno.

En especial, al hidrógeno como solución para el transporte pesado, donde las limitaciones de peso, autonomía y tiempos de recarga hacen que los camiones eléctricos a batería no siempre sean la opción más eficiente. La pregunta que surge es si el hidrógeno puede convertirse en una alternativa real y sostenible para la movilidad en el continente.

Un vector energético estratégico

Desde Bruselas, la Comisión Europea ha situado el hidrógeno en el centro de sus estrategias de transición energética. El objetivo es doble: reducir las emisiones del transporte y disminuir la dependencia de combustibles fósiles importados. 

Con el Pacto Verde Europeo y el plan Fit for 55, se busca que las emisiones de gases de efecto invernadero caigan al menos un 55% para 2030, y la movilidad es una de las áreas donde el hidrógeno podría desempeñar un papel clave.

Países como Alemania, Francia, España, Países Bajos o los países nórdicos han diseñado hojas de ruta específicas para el hidrógeno. La inversión no se centra solo en la producción, sino también en el despliegue de una infraestructura de repostaje que permita que los vehículos lo utilicen de forma práctica.

Por qué el transporte pesado es la prioridad

En automóviles ligeros, la electrificación con baterías ha tomado una clara ventaja: existen ya decenas de modelos en el mercado, la infraestructura de recarga crece y los costes de las baterías se han reducido notablemente en la última década. 

Sin embargo, el transporte pesado de larga distancia (camiones, autobuses interurbanos e incluso trenes en líneas no electrificadas) plantea un escenario diferente.

Los camiones eléctricos a batería necesitan packs de gran tamaño, lo que reduce su capacidad de carga útil y encarece la operación. Además, las largas autonomías que demanda la logística internacional harían necesarias recargas muy prolongadas o puntos de recarga ultrarrápida aún poco extendidos. 

En este contexto, las pilas de combustible de hidrógeno permiten repostajes en apenas 10-15 minutos y autonomías de más de 600 kilómetros, un argumento muy atractivo para las empresas de transporte.

La infraestructura, el gran desafío

La gran barrera del hidrógeno sigue siendo la falta de estaciones de repostaje. A diferencia de los puntos de carga eléctrica, que pueden instalarse incluso en domicilios o aparcamientos públicos, el hidrógeno requiere redes específicas de producción, compresión, almacenamiento y distribución.

Actualmente, Alemania lidera la implantación en Europa con más de 90 hidrogeneras operativas, y ha anunciado planes para superar las 300 en la próxima década. Francia y Países Bajos también avanzan con corredores de transporte que conectarán los principales ejes logísticos. España, por su parte, cuenta con proyectos en marcha, como la iniciativa Iberdrola-Cepsa para desplegar estaciones de repostaje en la red de carreteras y puertos estratégicos.

El concepto de “corredores de hidrógeno” cobra fuerza: se trata de rutas paneuropeas donde los transportistas puedan contar con una infraestructura fiable para operar sin interrupciones. La Comisión Europea financia parte de estas inversiones a través del mecanismo Connecting Europe Facility.

Costes y competitividad

Otro de los retos cruciales es el precio. Hoy en día, el hidrógeno verde es aún más caro que el diésel. La paridad de costes dependerá de dos factores: la reducción del precio de la electricidad renovable y la mejora tecnológica de los electrolizadores. Distintos informes estiman que hacia 2030 el hidrógeno verde podría competir en igualdad de condiciones con los combustibles fósiles en determinados segmentos del transporte pesado.

Mientras tanto, algunos operadores recurren al llamado hidrógeno gris o azul, producido a partir de gas natural, lo que plantea dudas sobre su sostenibilidad real. No obstante, para los defensores de esta transición, lo importante es empezar a desplegar la infraestructura, que después podrá adaptarse al hidrógeno renovable conforme aumente su disponibilidad.

¿Qué proyectos están en marcha?

En Europa ya circulan flotas piloto de camiones y autobuses de hidrógeno. Daimler Truck y Volvo están probando prototipos de larga distancia, mientras que fabricantes como Iveco o Hyundai han lanzado programas conjuntos con operadores logísticos para ensayar la viabilidad real en carreteras europeas.

En el transporte urbano, varias ciudades han incorporado autobuses de pila de combustible a sus redes de transporte público, destacando ejemplos en Países Bajos, Alemania o España (con pruebas en Madrid y Barcelona). 

También se experimenta con trenes de hidrógeno en líneas secundarias sin electrificar, como en Baja Sajonia, donde el modelo Coradia iLint de Alstom presta servicio regular.

Retos pendientes y horizonte futuro

Pese a los avances, la movilidad por hidrógeno todavía enfrenta incógnitas importantes:

  • Escalabilidad: pasar de proyectos piloto a despliegues masivos exige inversiones multimillonarias.

  • Producción renovable suficiente: Europa deberá generar grandes cantidades de electricidad verde para garantizar que el hidrógeno sea realmente neutro en emisiones.

  • Eficiencia energética: algunos expertos señalan que el hidrógeno presenta pérdidas superiores frente a la electrificación directa, lo que podría limitar su papel a nichos concretos.

Lo más probable es que el futuro no sea de “baterías o hidrógeno”, sino de convivencia tecnológica. Los coches particulares y el transporte ligero parecen dirigirse hacia la electrificación por batería, mientras que el hidrógeno podría consolidarse en el transporte pesado de larga distancia, la aviación y el transporte marítimo.

La movilidad por hidrógeno en Europa ya no es una utopía, pero aún está lejos de convertirse en una alternativa masiva. Los próximos cinco a diez años serán decisivos: si la reducción de costes del hidrógeno verde se confirma y los corredores paneuropeos de repostaje se materializan, el transporte pesado tendrá una opción real para dejar atrás el diésel. Europa, con sus ambiciosos objetivos climáticos, se ha propuesto liderar este cambio.

La respuesta definitiva a si el hidrógeno será una alternativa real dependerá de la velocidad de despliegue y de la capacidad de los Estados miembros para coordinar esfuerzos. Pero lo cierto es que la carrera ya ha comenzado, y el hidrógeno se perfila como una pieza clave en el puzzle de la movilidad sostenible europea.

Tabla de ahorro con Autogas [Septiembre 2025]

Empieza septiembre y, con él, nuevos proyectos para muchas personas. Este mes también supone la vuelta a la rutina tras el parón vacacional, lo que implica que, en muchos casos, se vuelve a coger el coche habitualmente. Además, tras los gastos ocasionados en vacaciones, es un mes en el que solemos revisar cómo podemos incrementar el ahorro. Por eso, actualizamos nuestra tabla de ahorro del mes de septiembre para que sepas cuánto dinero te puedes llegar a ahorrar si repostas GLP en vez de gasolina.

Cabe destacar que, si bien el precio de la gasolina se mantiene en niveles relativamente estables, apostar por el GLP como combustible alternativo sigue siendo sinónimo de ahorro. Sobre todo, para las personas que recorren habitualmente grandes distancias o que manejan el coche en ciudad. No hay que olvidar que cada vez son más las grandes ciudades que suman una Zona de Bajas Emisiones. Zonas en las que los coches que tienen etiqueta ECO transitan sin ningún tipo de restricción.

En este sentido, te recordamos que los vehículos que cumplen con la normativa correspondiente pueden conseguir la etiqueta ECO gracias a la transformación a GLP. Por lo tanto, si vives en una ciudad como Madrid, te interesa saber si entras dentro de este grupo. Y, si lo que te preocupa es el criterio medioambiental, ten en cuenta que los vehículos con GLP son menos contaminantes que los de gasolina y diésel.

En definitiva, transformar el vehículo a GLP es una solución para acercarse a la movilidad sostenible. Y, mientras se desarrollan otras tecnologías, constituyen una opción de transición que permite una reducción drástica de la contaminación.

Tabla de ahorro con Autogas [Agosto 2025]

Agosto es uno de los meses en los que más desplazamientos por carretera hay debido a que es el mes vacacional por excelencia. Por ello, también conviene estar muy atentos a los precios de los combustibles para optimizar al máximo cada tanque y conseguir que la cuesta de septiembre sea más llevadera. En este artículo, actualizamos nuestra tabla de ahorro de GLP con los precios de agosto, para que sepas cuánto puedes llegar a ahorrar repostando GLP en vez de gasolina.

Recuerda que, si transformas tu vehículo a GLP, puedes obtener la etiqueta ECO. Y, con ella, acceder sin restricciones a las ZBE de las principales ciudades. Eso sí, para poder hacerlo, es necesario que el vehículo que transformes sea gasolina EURO 4 o diésel EURO 6. Además, es importante realizar la conversión en un taller homologado para ello que ofrezca las máximas garantías posibles.

En Gasmoción podemos asesorarte para que sepas cuál es el depósito de GLP que mejor se ajusta a tu vehículo. Y, si quieres realizar la transformación, disponemos de una amplia red de más de 400 talleres repartidos por toda España. La conversión a GLP es un paso transitorio fundamental hacia un escenario de movilidad sostenible. Mientras se desarrollan nuevas tecnologías, todas las acciones encaminadas a reducir las emisiones contaminantes cuentan.

Por lo tanto, para que compruebes el ahorro anual que tendrías según los precios actuales, te mostramos la tabla:

tabla glp agosto

apoyo hidrógeno

Movilidad sostenible: por qué el hidrógeno necesita más apoyo para desarrollarse

En los últimos meses, varias compañías líderes del sector de la automoción han anunciado la paralización o ralentización de sus proyectos de desarrollo de vehículos con motor de hidrógeno. Para quienes seguimos de cerca la evolución de las tecnologías sostenibles aplicadas al transporte, estos titulares han generado una gran cantidad de interpretaciones, algunas precipitadas, que apuntan a un supuesto fracaso técnico del hidrógeno como alternativa de movilidad.

Desde Gasmoción creemos que esta narrativa es, como mínimo, incompleta. No se trata de que el hidrógeno no funcione. No es una cuestión de que la tecnología no esté madura o que no sea viable. 

El problema real está en otra parte: la falta de infraestructura, los cuellos de botella normativos y, sobre todo, la clara asimetría en el apoyo institucional respecto a otras tecnologías como la electrificación por baterías.

El hidrógeno: una tecnología probada, pero sin ecosistema

A nivel técnico, el hidrógeno es una solución perfectamente válida. No estamos hablando de una promesa lejana o de un experimento de laboratorio. Existen vehículos impulsados por hidrógeno funcionando hoy en día con plena garantía, desde turismos como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo, hasta camiones, trenes e incluso barcos. 

Los motores de hidrógeno, ya sean de pila de combustible o de combustión interna adaptada, han demostrado eficiencia, fiabilidad y un excelente comportamiento en cuanto a emisiones locales.

Entonces, ¿por qué se frena su desarrollo en la automoción? El motivo principal es estructural: no existe una red suficiente de estaciones de repostaje, ni un marco legal claro que facilite su despliegue, ni una estrategia coherente que incentive la producción, distribución y uso del hidrógeno renovable (también conocido como “hidrógeno verde”).

Esto genera un círculo vicioso: las marcas no apuestan por lanzar vehículos de hidrógeno porque no hay infraestructura; los operadores no invierten en estaciones porque no hay una demanda suficiente de vehículos, y los consumidores, naturalmente, no consideran la opción porque no les resulta práctica ni accesible.

Un mercado desigual: electrificación con ventaja

Mientras tanto, el vehículo eléctrico a batería (BEV) sí ha recibido un empujón claro y constante por parte de gobiernos y organismos internacionales. Subvenciones directas a la compra, beneficios fiscales, zonas de bajas emisiones restringidas solo a vehículos eléctricos, planes de ayuda para puntos de carga, etc. La electrificación por batería ha sido posicionada como la única solución válida para la movilidad sostenible.

No se trata de cuestionar la validez de los BEV, que son sin duda una herramienta fundamental en la transición energética. Pero cuando el foco se centra de forma tan exclusiva en una sola opción, se corre el riesgo de empobrecer el ecosistema tecnológico y limitar el potencial real de reducción de emisiones.

El hidrógeno tiene ventajas claras en ámbitos donde las baterías encuentran dificultades: autonomía extendida, recarga rápida, mayor idoneidad para vehículos pesados o de larga distancia. Es, además, una solución que puede aprovechar infraestructuras existentes del sector gasista y que puede contribuir al equilibrio del sistema eléctrico gracias a su capacidad de almacenamiento estacional.

Barreras normativas e indefinición política

Además de la infraestructura insuficiente, el hidrógeno se enfrenta a importantes barreras normativas. En muchos países, la legislación sobre producción, transporte y uso del hidrógeno está desactualizada, fragmentada o, directamente, ausente. Esto genera incertidumbre jurídica, ralentiza proyectos e impide inversiones a gran escala.

En España, por ejemplo, aún quedan pasos importantes por dar para simplificar la instalación de hidrogeneras, establecer estándares comunes y diseñar mecanismos de apoyo estables para su uso en movilidad. 

Mientras tanto, las ayudas se reparten de forma desequilibrada, y el hidrógeno sigue siendo visto más como un vector energético a largo plazo que como una herramienta útil en el presente.

No hay transición justa sin opciones diversas

Desde Gasmoción defendemos que una verdadera transición hacia la movilidad sostenible solo puede construirse desde la diversidad tecnológica. Apostar por una única solución, por mucho que esté en auge, implica correr un riesgo innecesario: dejar fuera a usuarios con necesidades diferentes, a sectores específicos como el transporte pesado o el reparto urbano intensivo, y a regiones donde la infraestructura eléctrica no puede cubrir la demanda prevista.

Dejar de lado el hidrógeno, o reducir su papel a un mero “plan B” lejano, no solo limita las posibilidades de avanzar hacia un modelo más limpio, sino que perpetúa un modelo centralizado, dependiente y poco resiliente. 

Frente a esto, lo lógico sería fomentar un ecosistema tecnológico mixto, donde el GLP, el biogás, el hidrógeno y la electrificación convivan y se complementen, ofreciendo al usuario final más opciones, no menos.

El momento de actuar es ahora

Es momento de replantear el discurso y las políticas. La ralentización de algunos proyectos de hidrógeno no debe interpretarse como una sentencia de muerte tecnológica, sino como una señal de que necesitamos construir con urgencia el ecosistema que esta solución requiere. Las empresas como Gasmoción, que trabajamos desde hace más de una década en la conversión de vehículos y en la diversificación energética del transporte, sabemos que la tecnología solo avanza si tiene el terreno adecuado donde crecer.

Por eso, instamos a las administraciones, los fabricantes y el conjunto del sector a apostar por un enfoque más inclusivo y ambicioso. El hidrógeno puede y debe jugar un papel relevante en el futuro de la automoción. Pero, para ello, necesitamos decisiones en firme, marcos normativos claros y una voluntad real de construir una red de apoyo sólida.

Si queremos que la movilidad del futuro sea verdaderamente sostenible, accesible y justa, no podemos permitirnos cerrar puertas antes de haberlas abierto del todo. Apostar solo por lo que hoy parece más rentable puede suponer quedarnos mañana sin alternativas.

Desde Gasmoción, seguiremos trabajando por ampliar ese abanico de opciones. Porque el futuro de la movilidad no debería ser una carrera de una sola vía, sino una red compleja donde cada tecnología tenga su espacio y su papel. Y el hidrógeno, sin duda, merece estar en esa red.

 

hidrógeno transporte pesado

Hidrógeno para el transporte pesado: la única vía real hacia una movilidad sostenible

Pensando en cómo descarbonizar el sector del transporte, se ha hablado mucho de electrificación, eficiencia y transición energética. Sin embargo, cuando nos enfocamos en el segmento de transporte pesado y de mercancías, la realidad tecnológica nos pone frente a una conclusión clara: el hidrógeno no es una alternativa más, es probablemente la única opción sostenible viable a largo plazo

Y, para muchas flotas, abrazarlo no será solo una oportunidad de mejora, sino un salvavidas necesario ante los retos regulatorios, económicos y medioambientales que se avecinan. En este artículo, analizamos las principales razones y por qué no es posible hablar de movilidad sostenible solo con el vehículo eléctrico. 

El dilema del transporte pesado: límites de la electrificación

La electrificación ha demostrado ser una solución eficiente para turismos y furgonetas ligeras. No obstante, cuando hablamos de vehículos de gran tonelaje que deben recorrer largas distancias, transportar cargas pesadas y mantener una operatividad constante, las limitaciones de la tecnología eléctrica convencional se vuelven evidentes.

  • Autonomía insuficiente. Los camiones eléctricos actuales apenas superan los 300-400 km con una sola carga, dependiendo del terreno, la climatología y la carga transportada. Para rutas logísticas de larga distancia, esto no es suficiente.

  • Peso de las baterías. A medida que se incrementa la capacidad de las baterías para ganar autonomía, también lo hace su peso. En vehículos pesados, esto supone una reducción directa de la carga útil disponible, lo que afecta la rentabilidad del transporte.

  • Tiempos de carga inasumibles. Las paradas prolongadas para recargar baterías (en algunos casos, horas) suponen un freno operativo significativo, especialmente en flotas que necesitan trabajar a plena capacidad en ciclos continuos.

Todo esto lleva a una conclusión técnica evidente: el transporte pesado requiere una solución energética diferente, capaz de ofrecer alta autonomía, recarga rápida y eficiencia sin penalizar la carga útil. Y es aquí donde el hidrógeno se posiciona como la respuesta más sólida.

Hidrógeno: eficiencia operativa y sostenibilidad

Los vehículos de hidrógeno, impulsados mediante pilas de combustible o con motores reconvertidos, transforman el hidrógeno en electricidad sin combustión, generando como único residuo vapor de agua. 

Esta tecnología permite a los camiones operar de forma continua, con tiempos de repostaje similares a los del diésel y con una autonomía de hasta 800 km o más, dependiendo del diseño. Además, estas son algunas de las claves por las que el hidrógeno es la única alternativa para las flotas de transporte pesado:

  • La densidad energética del hidrógeno es mucho mayor que la de las baterías, lo que permite transportar más energía en menos espacio y peso.

  • Los repostajes se completan en menos de 10 minutos, permitiendo mantener el ritmo logístico sin interrupciones relevantes.

  • Es una solución escalable: los vehículos pueden mantener sus características de rendimiento sin necesidad de rediseños complejos ni sobrecargas estructurales.

El futuro es regulado: sin descarbonización, no hay negocio

Las normativas de la Unión Europea, como el Pacto Verde y la nueva legislación Euro 7, establecen objetivos cada vez más exigentes para la reducción de emisiones. En muchos casos, los límites que se plantean para la próxima década son directamente incompatibles con los motores diésel actuales. 

Las ciudades están prohibiendo progresivamente el acceso de vehículos contaminantes y los peajes verdes, penalizaciones y fiscalidades diferenciadas empiezan a impactar directamente en las cuentas de resultados de las empresas logísticas.

En este contexto, transformar las flotas no es solo una cuestión de imagen o responsabilidad corporativa: es una cuestión de supervivencia empresarial. Y el hidrógeno, dadas las características del transporte pesado, será la única tecnología capaz de garantizar viabilidad operativa y cumplimiento normativo a gran escala.

Transformar para no desaparecer

Muchas flotas medianas y grandes enfrentan una disyuntiva: adaptarse o quedarse atrás. Y es aquí donde la transformación de vehículos diésel a hidrógeno se convierte en una oportunidad estratégica. No se trata únicamente de adquirir nuevos vehículos, lo cual representa una inversión importante, sino de aprovechar la infraestructura y los activos existentes para migrar hacia tecnologías limpias.

La adaptación de camiones pesados mediante kits de conversión o sustitución de motorización por sistemas de pila de combustible es técnicamente posible y económicamente viable en muchos casos..

Además, este enfoque permite amortizar mejor los activos existentes, reducir los tiempos de transición y posicionarse como actor innovador en un mercado cada vez más orientado a la sostenibilidad.

El hidrógeno no es una opción más, es el camino

Si bien es cierto que hoy la infraestructura de hidrógeno aún está en fases iniciales, la tendencia es clara. Gobiernos europeos, grandes fabricantes de vehículos y consorcios energéticos están invirtiendo en el desarrollo de corredores logísticos con estaciones de hidrógeno, zonas industriales con puntos de carga y redes regionales de abastecimiento.

Los próximos 5 a 10 años verán una expansión acelerada de esta infraestructura, especialmente en rutas logísticas clave. Para entonces, las flotas que ya hayan iniciado su transformación estarán en una posición de ventaja competitiva clara frente a aquellas que sigan operando con combustibles fósiles.

No hay una única solución para todos los segmentos del transporte. Pero en el caso del transporte de mercancías por carretera y vehículos pesados, los datos técnicos, operativos y económicos apuntan a una dirección clara: el hidrógeno es la única alternativa sostenible verdaderamente escalable a medio y largo plazo.

Ignorar esta realidad puede salir caro. Por eso, es momento de actuar, planificar la transformación y anticiparse a un cambio que no solo es inevitable, sino que representa una oportunidad para innovar, liderar y asegurar el futuro de nuestras flotas.

 

GLP: El combustible de transición olvidado que podría reducir ya las emisiones urbanas

El objetivo de reducir las emisiones contaminantes y lograr la descarbonización en el sector de la movilidad es compartido por los distintos países europeos, y no hay dudas al respecto. Pero, lo que hoy podría haber sido un avance mucho mayor, se sigue manteniendo en pequeños pasos en una carrera en la que cada vez hay más participantes y competidores. 

En plena carrera hacia la descarbonización del transporte, el foco mediático e institucional se centra casi exclusivamente en el coche eléctrico y, a medio plazo, en el hidrógeno. Sin embargo, en ese camino hacia un futuro más limpio, existe una alternativa ya disponible, económica, con infraestructuras desarrolladas y capaz de reducir de manera inmediata las emisiones contaminantes del parque móvil: el gas licuado del petróleo, más conocido como GLP o autogas. Sorprendentemente, esta opción sigue sin contar con el respaldo institucional necesario para desplegar todo su potencial.

Una tecnología madura y asequible

El GLP no es una promesa futura. Es una tecnología consolidada que funciona en miles de vehículos en Europa y que ha demostrado ser una solución eficiente para reducir las emisiones contaminantes. En España, sin ir más lejos, el coche más vendido en 2023 y 2024 ha sido el Dacia Sandero en su versión bifuel (gasolina y GLP). Un éxito que no es casual: combina un precio contenido con bajos costes de uso y la codiciada etiqueta ECO, que permite circular con menos restricciones por el centro de las ciudades.

Además, la conversión de un vehículo de gasolina a GLP es una operación técnicamente sencilla y económicamente viable. Con un coste que puede rondar entre los 1.500 y 2.500 euros, es hasta diez veces más barato que la compra de un coche nuevo eléctrico o híbrido enchufable, lo que convierte al GLP en una alternativa real para los hogares con menor capacidad adquisitiva, precisamente los más afectados por las restricciones de movilidad en las grandes ciudades.

Beneficios medioambientales inmediatos

Desde el punto de vista ambiental, el GLP ofrece una reducción significativa de emisiones respecto a los combustibles tradicionales. En comparación con la gasolina, emite hasta un 90% menos de óxidos de nitrógeno (NOx) y hasta un 15% menos de CO₂. Además, su combustión es más limpia, lo que reduce drásticamente las partículas en suspensión, uno de los principales causantes de enfermedades respiratorias en entornos urbanos.

Este impacto positivo sería inmediato si se incentivara de forma decidida la conversión del actual parque de vehículos de gasolina a GLP, especialmente en las ciudades donde la contaminación del aire se ha convertido en un problema crónico.

Falta de apoyo institucional: una oportunidad perdida

Pese a estas ventajas, el GLP ha quedado en tierra de nadie en las políticas públicas de movilidad. Las ayudas del Plan MOVES, por ejemplo, excluyen sistemáticamente tanto la compra de vehículos bifuel como la conversión de coches a GLP. Tampoco existe una campaña institucional clara que informe a los ciudadanos sobre esta posibilidad, a pesar de su potencial para renovar de forma económica y rápida el parque móvil contaminante.

El resultado es que una tecnología probada, con red de repostaje desplegada y beneficios evidentes, queda infrautilizada, mientras se espera a una electrificación total que, en la práctica, aún está lejos de alcanzar a la mayoría de los ciudadanos, tanto por precio como por limitaciones de infraestructura.

El GLP como puente hacia el futuro

El discurso mediático sobre la movilidad sostenible parece estar dominado por una visión a largo plazo que, sin duda, es necesaria. Pero en ese camino hacia el cero emisiones, hace falta una solución puente, viable y de rápida implantación. El GLP es esa solución. No reemplazará al vehículo eléctrico ni al hidrógeno, pero sí puede ser el trampolín que necesitamos hoy para reducir las emisiones mientras se desarrollan y democratizan las tecnologías del mañana.

Ignorar su potencial no solo es un error estratégico: es una oportunidad perdida en la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire. Un impulso institucional —en forma de incentivos, campañas de información y apoyo a la conversión— podría transformar el GLP en una herramienta clave para avanzar en la transición ecológica con justicia social.

Porque cuando el futuro todavía no ha llegado del todo, lo responsable es actuar con las soluciones que ya tenemos a mano. Y el GLP lo está, esperando que alguien, desde las instituciones, lo tome en serio.