Taxistas y conductores piden surtidores de autogas GLP en Cáceres

Llenar el depósito es una aventura para ellos. Un gasto extra y un viaje de 24 kilómetros. Doce de ida y otros tantos de vuelta. Son los profesionales del taxi que utilizan vehículos cuyo combustible es gas licuado del petróleo (GLP). Los particulares que han adquirido coches con este sistema de alimentación y aquellos que han adaptado los que ya tenían (la operación ronda los 2.000 euros) se encuentran en la misma tesitura. Cada vez que deben repostar tienen que ir a Valdesalor. Allí está la estación de servicio de Traexsa, la única de toda la provincia que permite este tipo de repostaje y con el que el ahorro, según los propios interesados, ronda el 40 por ciento.

«La ausencia de surtidores es uno de los problemas que deben afrontar los propietarios de estos turismos. Y es una lástima porque por lo demás todo son ventajas. En eficiencia, en combustible, en ruido y hasta en contaminación ambiental, la más baja en coches de gas licuado». Lo explica José Antonio Calero, gerente del concesionario Fiat en Cáceres. La marca italiana es una de las que más claramente ha apostado por comercializar vehículos GLP.

«Prácticamente cada modelo tiene su versión en diésel, gasolina o gas. El precio es similar al diésel pero a la larga se amortiza con creces».

Los taxistas y los usuarios -pocos aún en Cáceres, unos seis millones en toda Europa- piden mejores servicios. En la provincia más extensa de España solo hay una estación. Los profesionales del transporte público son los principales damnificados. Más aún en el caso de los que no opera en la capital. «De los 75 que trabajamos en Cáceres, nueve tenemos el coche de gas. Las ventajas son enormes, aunque es un contratiempo grande tener que desplazase a Valdesalor a repostar. Parece que a Cáceres, con sus casi 100.000 habitantes, aún no han llegado las energías renovables», cuenta Pedro García, taxista de 44 años que se ha pasado la mitad de su vida al volante. Conduce un Seat Altea con el que ha dado el salto al combustible GLP.

No solo no se arrepiente, sino que cada día está más convencido de haber ganado con el cambio: «Tenía un diésel y estoy ahorrando dinero con éste»..

Entre los principales damnificados están los extranjeros que llegan en este tipo de vehículos a la capital. Muchos de ellos son los que estacionan sus autocaravanas en el parque de Valhondo. A ellos también les toca coger la autovía o la 630 y cargar combustible en la entidad local menor.

El otro podía estar en el Temis, donde la gasolinera de Repsol pretendía ubicar un depósito de 5.000 litros. El pasado 20 de junio recibió la notificación del Ayuntamiento de que la operación era «inviable» por incumplir las condiciones de ocupación para ese tipo de instalaciones. La demanda creciente hace que el mercado se mueva pese a que de los 297.241 vehículos que había en Cáceres en julio, según datos de Tráfico, solo 3.791 no usan gasolina o gasóleo. Estos últimos son mayoría (181.735). Sin embargo, el futuro apunta en más direcciones.

La mitad que el diésel

«Las gasolineras de la autovía de Extremadura han puesto la mayoría este servicio. En Portugal lo tienen todas. Es lógico porque el ahorro es enorme, un 30 ó 40 por ciento», subraya Pedro García. En función de distintos factores, ese ahorro llega a unos cuatro euros cada 100 kilómetros frente a la gasolina y 1,75 frente al diésel, según RACE

«Hay que tener en cuenta que el precio es casi la mitad, no llega a los 80 céntimos el litro de gas», recuerda el responsable de una gasolinera cacereña que también prepara un proyecto para servir gas licuado. También ha aumentado el número de vehículos adaptados. Son, en muchos casos, de personas que compraron coches de gran potencia y a gasolina cuyo mantenimiento se les hace imposible.

Fuente: hoy.es