coches combustión

¿Qué pasará en 2035 con los coches de combustión?

La Unión Europea (UE) ha puesto en marcha un ambicioso plan para combatir el cambio climático y reducir drásticamente las emisiones de carbono: la prohibición de la venta de coches nuevos de combustión interna (gasolina y diésel) para 2035. 

Este objetivo, enmarcado en la estrategia del Pacto Verde Europeo, busca alcanzar la neutralidad climática en 2050 y reducir las emisiones en al menos un 55% para 2030 respecto a los niveles de 1990. 

Sin embargo, la propuesta ha generado divisiones dentro del continente, reflejando la diversa realidad política, económica y social de sus países miembros. A continuación, analizamos las posiciones a favor y en contra de esta medida.

 

¿Qué países están a favor de la prohibición?

La división entre los países de la Unión Europea en lo que respecta a la prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035 es clara. Aunque en 2023 el Parlamento Europeo votó a favor de dicha prohibición, no tardaron en salir voces discordantes. Hoy en día, esa brecha se ha acrecentado.

Entre los países que se muestran favorables a la prohibición de coches de combustión a partir de 2035 destacan:

  • Francia. Pese a la importancia que tiene la industria automovilística en este país, Francia se muestra de acuerdo con esta medida para lograr los objetivos de neutralidad climática. 
  • Suecia y Dinamarca. Los países nórdicos son, quizás, los más decididos en su lucha contra el cambio climático. Suecia y Dinamarca, en particular, ven en la prohibición una medida absolutamente necesaria para cumplir sus compromisos de reducción de emisiones. Además, sus poblaciones ya han comenzado a adaptarse a la nueva realidad, con tasas de adopción de vehículos eléctricos superiores al promedio europeo.

 

¿Qué Estados se han mostrado en contra de la prohibición?

En el lado opuesto se sitúan aquellos países que no ven con buenos ojos la prohibición de la venta de vehículos de combustión en ese plazo temporal. En un principio, solo Alemania alzó la voz, aunque poco a poco se fueron sumando otros países:

  • Alemania fue el primer país que puso de manifiesto la necesidad de revisar la normativa para incluir algunas tecnologías que también garantizasen la movilidad sostenible, como los e-fuels. 
  • Italia se unió poco tiempo después a la petición de Alemania, asegurando que los objetivos planteados son demasiado ambiciosos y poco realistas para asegurar una transición completa.
  • En la misma línea se muestran República Checa, Hungría y Polonia, que piden implementar medidas más realistas que el plazo temporal del que se habla. 

 

¿Cuál es la posición de España?

Lo cierto es que, hasta el momento, España no ha manifestado una postura clara en este sentido. En un primer momento, la intención clara del Ejecutivo era ratificar la prohibición de la venta de coches de combustión en la fecha marcada por la Unión Europea. 

Sin embargo, con el paso de los años, la decisión no está tan clara. A la espera de lo que se decida finalmente en el Parlamento, El Confidencial Digital adelanta que la posición de España podría ser oponerse a la decisión de la Unión Europea, aunque con algunos matices.

La razón principal del cambio se debe a la incertidumbre que se ha generado tanto entre las propias marcas de automoción como entre los usuarios. Por otro lado, la posibilidad de plantear nuevas tecnologías de movilidad sostenible que permitan reducir las emisiones contaminantes gana cada vez más peso, en lugar de mantener una postura única hacia el vehículo eléctrico.

 

El rejuvenecimiento de los vehículos es clave para mejorar la calidad del aire

La transición hacia la movilidad sostenible es incuestionable. Sin embargo, hay que establecer objetivos que, aunque sean ambiciosos, sean realistas con la situación actual y con las previsiones de futuro. Y, sin duda, uno de los problemas más importantes que hay en el parque automovilístico español actual es la avanzada edad media que tiene.

El rejuvenecimiento de los vehículos sería un impulso fundamental en la transición hacia la movilidad sostenible. Y, para ello, sería necesario incorporar todas las tecnologías que ya están consolidadas para llevarlo a cabo, sin depender únicamente de aquellas que están todavía en proceso de desarrollo.

Por lo tanto, la conversión de vehículos a gas es una buena forma de reducir las emisiones contaminantes y hacer que el motor de los vehículos actuales sea más sostenible. Y, además, evitaría un achatarramiento de una gran cantidad de vehículos, lo que también contribuye a una economía más circular.