Por qué los coches de gas son mucho más rentables que los de gasolina
Una nueva alternativa a la gasolina y el gasóleo tradicionales. La aplicación de gases en automoción no es nueva, pero la evolución de la tecnología está mejorando sus resultados y aumentando el atractivo de esta solución, al mismo tiempo que bajan los precios. Básicamente, se pueden elegir entre dos opciones: GLP o gas licuado de petróleo (o Autogás, que es como se llama en las estaciones de servicio que lo ofrecen), y GNC o gas natural comprimido. Y aunque cada una presenta sus pros y contras, la mejor noticia es que ambas permiten reducir los costes de uso y también las emisiones contaminantes.
El ahorro, económico y ambiental, resulta apreciable. El litro de GLP cuesta 0,60 euros, la mitad que el de gasolina, mientras que cada kilo de GNC ronda los 0,90 euros. Así, moverse a gas ayuda al bolsillo, especialmente si es GLP. Del lado de la ecología, en cambio, el resultado es distinto, porque se impone el GNC con claridad: rebaja las emisiones de CO2 del orden de un 25% frente a la gasolina (12% el GLP) y, sobre todo, hasta un 85% los óxidos de nitrógeno (NOx) respecto al gasóleo.
Un Seat León, disponible con variantes de gasolina, diésel y GNC, permite establecer comparaciones. El de gasolina emite 114 g/km de CO2 y 25,7 mg/km de NOx, y el diésel, 105 y 44,5. Pero el de gas natural los mejora con sus 96 g/km de CO2 y 10,7 mg/km de NOx.A modo de referencia, un Ford Focus de GLP emite 19,3 mg/km de NOx. Los coches a gas funcionan igual que los normales, porque lo único que cambia es que incluyen dos depósitos (el segundo para el gas) y dos sistemas de inyección en el motor. Aunque si en los modelos de GLP el conductor decide con qué circular accionando un botón, en los de GNC el coche rodará siempre con gas natural y solo recurrirá a la gasolina cuando se agote, de forma automática.
Los precios han bajado frente a los de hace una década, y varios fabricantes ofrecen además incentivos que refuerzan su competitividad, ofreciendo, por ejemplo, rebajas que equiparan sus tarifas a las de los vehículos de gasolina. El aumento de peso y la pérdida de la rueda de recambio, por su parte, son las pegas principales. Y, en función del tamaño de los depósitos, el maletero podría perder también capacidad.
AYUDAS DE 2.500 EUROS
El Gobierno reactivó el pasado noviembre su plan de ayudas paraincentivar la adquisición de vehículos de energía alternativa, como eléctricos, híbridos enchufables y de gas, entre otros. El presupuesto total de las subvenciones es de 20 millones de euros y el plan estará vigente hasta el 30 de junio de 2018 o hasta que se agoten los fondos. El Plan Movalt, acrónimo de movilidad alternativa, beneficia de manera diferente a los compradores de cada tecnología.
En el caso del gas, los conductores de coches que funcionen con GLP (gas licuado de petróleo o Autogás) recibirán 500 euros más otros 1.000 del concesionario para vehículos que no superen un precio de 11.000 euros (sin impuestos). Si el modelo tiene un precio superior, de hasta 25.000 euros (de nuevo antes de impuestos), la cuantía subirá a 1.000 euros, más los otros 1.000 del concesionario.
Estas cifras son superiores en el caso de vehículos que se muevan con GNC (gas natural comprimido). Y es que alcanzan los 2.500 euros, más los 1.000 de la concesión, siempre que la tarifa de compra (sin impuestos) no pase de 25.000 euros. El Movalt no requiere achatarrar ningún vehículo, pero exige una serie de condiciones para poder ser beneficiario, como que el coche adquirido debe ser nuevo, o tener como máximo nueve meses de antigüedad, y estar matriculado por primera vez en España. Además, el solicitante debe acreditar que está al corriente de pago con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social.
VENTAS EN ASCENSO
Al contrario de lo que sucede en el resto de Europa, el uso de gas como combustible en España es una alternativa muy reciente. Pero, al igual que sucede en otros países, registra una clara y rápida revolución al alza, especialmente porque los fabricantes están reduciendo sus tarifas para equipararlas a las de los modelos de gasolina, y también porque la demonización del diésel los ha convertido en una nueva alternativa para reducir los consumos y emisiones.
En todo el mundo son más de 25 millones los vehículos que se mueven con algún tipo de gas (casi la mitad de ellos en Europa), según datos de la sociedad gasística CFBP. Los de GLP han subido un 40% en los últimos seis años, y los de GNC empiezan a despegar. En España, mientras que descendían las entregas de vehículos de gasóleo (del 52,7% al 44,6% de enero a octubre de este año), los de gas crecían en torno al 160%, tanto los de GLP como los de GNC.
De enero a octubre de 2016 se vendieron 974 vehículos de GLP y 332 de GNC, pero en el mismo periodo de 2017 las matriculaciones se han disparado, sumando 2.528 unidades de GLP y 865 de GNC, como reflejan las estadísticas de Anfac, la asociación nacional de fabricantes, y Gasnam, la que engloba a las empresas de gas natural vehicular. En España, el parque móvil de modelos de GLP ronda los 50.000 vehículos y los 7.000 el de GNC.
EL REPOSTAJE
Igual pero diferente. Rellenar un coche de gas un proceso muy similar al que hay que hacer con uno de gasolina y gasóleo. El protocolo es un poco más lento, pero también más limpio, porque no produce olores ni mancha las manos. El GLP está disponible como una manguera más en varias estaciones de servicio (Repsol, Cepsa…), mientras que el GNC dispone de surtidores propios fuera de los puntos de repostaje habituales.
Y esta es una de las ventajas del gas licuado de petróleo: hoy en día hay unos 500 puntos de abastecimiento, frente a los 70 de GNC. Sin embargo, no todo son ventajas para el GLP, porque la operación de llenado es más engorrosa (requiere un extensor que hay que enroscar y desenroscar para poder conectar la pistola de carga) y también cunde menos, porque con cada litro se recorren menos kilómetros que con cada kilo de gas natural comprimido.
LIBRE ACCESO
Los modelos de GLP y GNC se clasifican por la Dirección General de Tráfico (DGT) como ECO, y reciben la etiqueta correspondiente, que es la que les habilita para entrar en los centros urbanos y les permite sortear, llegado el caso, la división de matrículas pares e impares que se utiliza como filtro adicional. Y es un aspecto importante, porque aparte de que los vehículos a gas garantizan la movilidad, sortean las posibles multas: en Madrid, por ejemplo, transitar con un automóvil no permitido acarrea una infracción de 90 euros.
Tampoco pagan impuesto de matriculación, y obtienen beneficios adicionales en las zonas de estacionamiento regulado, como un 50% de descuento en Madrid. Además, los vehículos de GNC (no los de GLP) cuentan asimismo con un bono regalo de 200 euros de Gas Natural (la compañía) que daría para recorrer unos 6.000 kilómetros, cerca de cinco meses de uso sin coste.
Fuente: elpais.com