hidrógeno en Europa

¿Es el hidrógeno una alternativa de movilidad real en Europa?

La descarbonización del transporte en Europa se enfrenta a un reto que nunca antes ha tenido lugar. Mientras que la electrificación por batería avanza con rapidez en el sector del automóvil particular, la Unión Europea y varios Estados miembros miran cada vez con más interés hacia el hidrógeno.

En especial, al hidrógeno como solución para el transporte pesado, donde las limitaciones de peso, autonomía y tiempos de recarga hacen que los camiones eléctricos a batería no siempre sean la opción más eficiente. La pregunta que surge es si el hidrógeno puede convertirse en una alternativa real y sostenible para la movilidad en el continente.

Un vector energético estratégico

Desde Bruselas, la Comisión Europea ha situado el hidrógeno en el centro de sus estrategias de transición energética. El objetivo es doble: reducir las emisiones del transporte y disminuir la dependencia de combustibles fósiles importados. 

Con el Pacto Verde Europeo y el plan Fit for 55, se busca que las emisiones de gases de efecto invernadero caigan al menos un 55% para 2030, y la movilidad es una de las áreas donde el hidrógeno podría desempeñar un papel clave.

Países como Alemania, Francia, España, Países Bajos o los países nórdicos han diseñado hojas de ruta específicas para el hidrógeno. La inversión no se centra solo en la producción, sino también en el despliegue de una infraestructura de repostaje que permita que los vehículos lo utilicen de forma práctica.

Por qué el transporte pesado es la prioridad

En automóviles ligeros, la electrificación con baterías ha tomado una clara ventaja: existen ya decenas de modelos en el mercado, la infraestructura de recarga crece y los costes de las baterías se han reducido notablemente en la última década. 

Sin embargo, el transporte pesado de larga distancia (camiones, autobuses interurbanos e incluso trenes en líneas no electrificadas) plantea un escenario diferente.

Los camiones eléctricos a batería necesitan packs de gran tamaño, lo que reduce su capacidad de carga útil y encarece la operación. Además, las largas autonomías que demanda la logística internacional harían necesarias recargas muy prolongadas o puntos de recarga ultrarrápida aún poco extendidos. 

En este contexto, las pilas de combustible de hidrógeno permiten repostajes en apenas 10-15 minutos y autonomías de más de 600 kilómetros, un argumento muy atractivo para las empresas de transporte.

La infraestructura, el gran desafío

La gran barrera del hidrógeno sigue siendo la falta de estaciones de repostaje. A diferencia de los puntos de carga eléctrica, que pueden instalarse incluso en domicilios o aparcamientos públicos, el hidrógeno requiere redes específicas de producción, compresión, almacenamiento y distribución.

Actualmente, Alemania lidera la implantación en Europa con más de 90 hidrogeneras operativas, y ha anunciado planes para superar las 300 en la próxima década. Francia y Países Bajos también avanzan con corredores de transporte que conectarán los principales ejes logísticos. España, por su parte, cuenta con proyectos en marcha, como la iniciativa Iberdrola-Cepsa para desplegar estaciones de repostaje en la red de carreteras y puertos estratégicos.

El concepto de “corredores de hidrógeno” cobra fuerza: se trata de rutas paneuropeas donde los transportistas puedan contar con una infraestructura fiable para operar sin interrupciones. La Comisión Europea financia parte de estas inversiones a través del mecanismo Connecting Europe Facility.

Costes y competitividad

Otro de los retos cruciales es el precio. Hoy en día, el hidrógeno verde es aún más caro que el diésel. La paridad de costes dependerá de dos factores: la reducción del precio de la electricidad renovable y la mejora tecnológica de los electrolizadores. Distintos informes estiman que hacia 2030 el hidrógeno verde podría competir en igualdad de condiciones con los combustibles fósiles en determinados segmentos del transporte pesado.

Mientras tanto, algunos operadores recurren al llamado hidrógeno gris o azul, producido a partir de gas natural, lo que plantea dudas sobre su sostenibilidad real. No obstante, para los defensores de esta transición, lo importante es empezar a desplegar la infraestructura, que después podrá adaptarse al hidrógeno renovable conforme aumente su disponibilidad.

¿Qué proyectos están en marcha?

En Europa ya circulan flotas piloto de camiones y autobuses de hidrógeno. Daimler Truck y Volvo están probando prototipos de larga distancia, mientras que fabricantes como Iveco o Hyundai han lanzado programas conjuntos con operadores logísticos para ensayar la viabilidad real en carreteras europeas.

En el transporte urbano, varias ciudades han incorporado autobuses de pila de combustible a sus redes de transporte público, destacando ejemplos en Países Bajos, Alemania o España (con pruebas en Madrid y Barcelona). 

También se experimenta con trenes de hidrógeno en líneas secundarias sin electrificar, como en Baja Sajonia, donde el modelo Coradia iLint de Alstom presta servicio regular.

Retos pendientes y horizonte futuro

Pese a los avances, la movilidad por hidrógeno todavía enfrenta incógnitas importantes:

  • Escalabilidad: pasar de proyectos piloto a despliegues masivos exige inversiones multimillonarias.

  • Producción renovable suficiente: Europa deberá generar grandes cantidades de electricidad verde para garantizar que el hidrógeno sea realmente neutro en emisiones.

  • Eficiencia energética: algunos expertos señalan que el hidrógeno presenta pérdidas superiores frente a la electrificación directa, lo que podría limitar su papel a nichos concretos.

Lo más probable es que el futuro no sea de “baterías o hidrógeno”, sino de convivencia tecnológica. Los coches particulares y el transporte ligero parecen dirigirse hacia la electrificación por batería, mientras que el hidrógeno podría consolidarse en el transporte pesado de larga distancia, la aviación y el transporte marítimo.

La movilidad por hidrógeno en Europa ya no es una utopía, pero aún está lejos de convertirse en una alternativa masiva. Los próximos cinco a diez años serán decisivos: si la reducción de costes del hidrógeno verde se confirma y los corredores paneuropeos de repostaje se materializan, el transporte pesado tendrá una opción real para dejar atrás el diésel. Europa, con sus ambiciosos objetivos climáticos, se ha propuesto liderar este cambio.

La respuesta definitiva a si el hidrógeno será una alternativa real dependerá de la velocidad de despliegue y de la capacidad de los Estados miembros para coordinar esfuerzos. Pero lo cierto es que la carrera ya ha comenzado, y el hidrógeno se perfila como una pieza clave en el puzzle de la movilidad sostenible europea.

Tabla de ahorro con Autogas [Septiembre 2025]

Empieza septiembre y, con él, nuevos proyectos para muchas personas. Este mes también supone la vuelta a la rutina tras el parón vacacional, lo que implica que, en muchos casos, se vuelve a coger el coche habitualmente. Además, tras los gastos ocasionados en vacaciones, es un mes en el que solemos revisar cómo podemos incrementar el ahorro. Por eso, actualizamos nuestra tabla de ahorro del mes de septiembre para que sepas cuánto dinero te puedes llegar a ahorrar si repostas GLP en vez de gasolina.

Cabe destacar que, si bien el precio de la gasolina se mantiene en niveles relativamente estables, apostar por el GLP como combustible alternativo sigue siendo sinónimo de ahorro. Sobre todo, para las personas que recorren habitualmente grandes distancias o que manejan el coche en ciudad. No hay que olvidar que cada vez son más las grandes ciudades que suman una Zona de Bajas Emisiones. Zonas en las que los coches que tienen etiqueta ECO transitan sin ningún tipo de restricción.

En este sentido, te recordamos que los vehículos que cumplen con la normativa correspondiente pueden conseguir la etiqueta ECO gracias a la transformación a GLP. Por lo tanto, si vives en una ciudad como Madrid, te interesa saber si entras dentro de este grupo. Y, si lo que te preocupa es el criterio medioambiental, ten en cuenta que los vehículos con GLP son menos contaminantes que los de gasolina y diésel.

En definitiva, transformar el vehículo a GLP es una solución para acercarse a la movilidad sostenible. Y, mientras se desarrollan otras tecnologías, constituyen una opción de transición que permite una reducción drástica de la contaminación.

Tabla de ahorro con Autogas [Agosto 2025]

Agosto es uno de los meses en los que más desplazamientos por carretera hay debido a que es el mes vacacional por excelencia. Por ello, también conviene estar muy atentos a los precios de los combustibles para optimizar al máximo cada tanque y conseguir que la cuesta de septiembre sea más llevadera. En este artículo, actualizamos nuestra tabla de ahorro de GLP con los precios de agosto, para que sepas cuánto puedes llegar a ahorrar repostando GLP en vez de gasolina.

Recuerda que, si transformas tu vehículo a GLP, puedes obtener la etiqueta ECO. Y, con ella, acceder sin restricciones a las ZBE de las principales ciudades. Eso sí, para poder hacerlo, es necesario que el vehículo que transformes sea gasolina EURO 4 o diésel EURO 6. Además, es importante realizar la conversión en un taller homologado para ello que ofrezca las máximas garantías posibles.

En Gasmoción podemos asesorarte para que sepas cuál es el depósito de GLP que mejor se ajusta a tu vehículo. Y, si quieres realizar la transformación, disponemos de una amplia red de más de 400 talleres repartidos por toda España. La conversión a GLP es un paso transitorio fundamental hacia un escenario de movilidad sostenible. Mientras se desarrollan nuevas tecnologías, todas las acciones encaminadas a reducir las emisiones contaminantes cuentan.

Por lo tanto, para que compruebes el ahorro anual que tendrías según los precios actuales, te mostramos la tabla:

tabla glp agosto

apoyo hidrógeno

Movilidad sostenible: por qué el hidrógeno necesita más apoyo para desarrollarse

En los últimos meses, varias compañías líderes del sector de la automoción han anunciado la paralización o ralentización de sus proyectos de desarrollo de vehículos con motor de hidrógeno. Para quienes seguimos de cerca la evolución de las tecnologías sostenibles aplicadas al transporte, estos titulares han generado una gran cantidad de interpretaciones, algunas precipitadas, que apuntan a un supuesto fracaso técnico del hidrógeno como alternativa de movilidad.

Desde Gasmoción creemos que esta narrativa es, como mínimo, incompleta. No se trata de que el hidrógeno no funcione. No es una cuestión de que la tecnología no esté madura o que no sea viable. 

El problema real está en otra parte: la falta de infraestructura, los cuellos de botella normativos y, sobre todo, la clara asimetría en el apoyo institucional respecto a otras tecnologías como la electrificación por baterías.

El hidrógeno: una tecnología probada, pero sin ecosistema

A nivel técnico, el hidrógeno es una solución perfectamente válida. No estamos hablando de una promesa lejana o de un experimento de laboratorio. Existen vehículos impulsados por hidrógeno funcionando hoy en día con plena garantía, desde turismos como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo, hasta camiones, trenes e incluso barcos. 

Los motores de hidrógeno, ya sean de pila de combustible o de combustión interna adaptada, han demostrado eficiencia, fiabilidad y un excelente comportamiento en cuanto a emisiones locales.

Entonces, ¿por qué se frena su desarrollo en la automoción? El motivo principal es estructural: no existe una red suficiente de estaciones de repostaje, ni un marco legal claro que facilite su despliegue, ni una estrategia coherente que incentive la producción, distribución y uso del hidrógeno renovable (también conocido como “hidrógeno verde”).

Esto genera un círculo vicioso: las marcas no apuestan por lanzar vehículos de hidrógeno porque no hay infraestructura; los operadores no invierten en estaciones porque no hay una demanda suficiente de vehículos, y los consumidores, naturalmente, no consideran la opción porque no les resulta práctica ni accesible.

Un mercado desigual: electrificación con ventaja

Mientras tanto, el vehículo eléctrico a batería (BEV) sí ha recibido un empujón claro y constante por parte de gobiernos y organismos internacionales. Subvenciones directas a la compra, beneficios fiscales, zonas de bajas emisiones restringidas solo a vehículos eléctricos, planes de ayuda para puntos de carga, etc. La electrificación por batería ha sido posicionada como la única solución válida para la movilidad sostenible.

No se trata de cuestionar la validez de los BEV, que son sin duda una herramienta fundamental en la transición energética. Pero cuando el foco se centra de forma tan exclusiva en una sola opción, se corre el riesgo de empobrecer el ecosistema tecnológico y limitar el potencial real de reducción de emisiones.

El hidrógeno tiene ventajas claras en ámbitos donde las baterías encuentran dificultades: autonomía extendida, recarga rápida, mayor idoneidad para vehículos pesados o de larga distancia. Es, además, una solución que puede aprovechar infraestructuras existentes del sector gasista y que puede contribuir al equilibrio del sistema eléctrico gracias a su capacidad de almacenamiento estacional.

Barreras normativas e indefinición política

Además de la infraestructura insuficiente, el hidrógeno se enfrenta a importantes barreras normativas. En muchos países, la legislación sobre producción, transporte y uso del hidrógeno está desactualizada, fragmentada o, directamente, ausente. Esto genera incertidumbre jurídica, ralentiza proyectos e impide inversiones a gran escala.

En España, por ejemplo, aún quedan pasos importantes por dar para simplificar la instalación de hidrogeneras, establecer estándares comunes y diseñar mecanismos de apoyo estables para su uso en movilidad. 

Mientras tanto, las ayudas se reparten de forma desequilibrada, y el hidrógeno sigue siendo visto más como un vector energético a largo plazo que como una herramienta útil en el presente.

No hay transición justa sin opciones diversas

Desde Gasmoción defendemos que una verdadera transición hacia la movilidad sostenible solo puede construirse desde la diversidad tecnológica. Apostar por una única solución, por mucho que esté en auge, implica correr un riesgo innecesario: dejar fuera a usuarios con necesidades diferentes, a sectores específicos como el transporte pesado o el reparto urbano intensivo, y a regiones donde la infraestructura eléctrica no puede cubrir la demanda prevista.

Dejar de lado el hidrógeno, o reducir su papel a un mero “plan B” lejano, no solo limita las posibilidades de avanzar hacia un modelo más limpio, sino que perpetúa un modelo centralizado, dependiente y poco resiliente. 

Frente a esto, lo lógico sería fomentar un ecosistema tecnológico mixto, donde el GLP, el biogás, el hidrógeno y la electrificación convivan y se complementen, ofreciendo al usuario final más opciones, no menos.

El momento de actuar es ahora

Es momento de replantear el discurso y las políticas. La ralentización de algunos proyectos de hidrógeno no debe interpretarse como una sentencia de muerte tecnológica, sino como una señal de que necesitamos construir con urgencia el ecosistema que esta solución requiere. Las empresas como Gasmoción, que trabajamos desde hace más de una década en la conversión de vehículos y en la diversificación energética del transporte, sabemos que la tecnología solo avanza si tiene el terreno adecuado donde crecer.

Por eso, instamos a las administraciones, los fabricantes y el conjunto del sector a apostar por un enfoque más inclusivo y ambicioso. El hidrógeno puede y debe jugar un papel relevante en el futuro de la automoción. Pero, para ello, necesitamos decisiones en firme, marcos normativos claros y una voluntad real de construir una red de apoyo sólida.

Si queremos que la movilidad del futuro sea verdaderamente sostenible, accesible y justa, no podemos permitirnos cerrar puertas antes de haberlas abierto del todo. Apostar solo por lo que hoy parece más rentable puede suponer quedarnos mañana sin alternativas.

Desde Gasmoción, seguiremos trabajando por ampliar ese abanico de opciones. Porque el futuro de la movilidad no debería ser una carrera de una sola vía, sino una red compleja donde cada tecnología tenga su espacio y su papel. Y el hidrógeno, sin duda, merece estar en esa red.

 

hidrógeno transporte pesado

Hidrógeno para el transporte pesado: la única vía real hacia una movilidad sostenible

Pensando en cómo descarbonizar el sector del transporte, se ha hablado mucho de electrificación, eficiencia y transición energética. Sin embargo, cuando nos enfocamos en el segmento de transporte pesado y de mercancías, la realidad tecnológica nos pone frente a una conclusión clara: el hidrógeno no es una alternativa más, es probablemente la única opción sostenible viable a largo plazo

Y, para muchas flotas, abrazarlo no será solo una oportunidad de mejora, sino un salvavidas necesario ante los retos regulatorios, económicos y medioambientales que se avecinan. En este artículo, analizamos las principales razones y por qué no es posible hablar de movilidad sostenible solo con el vehículo eléctrico. 

El dilema del transporte pesado: límites de la electrificación

La electrificación ha demostrado ser una solución eficiente para turismos y furgonetas ligeras. No obstante, cuando hablamos de vehículos de gran tonelaje que deben recorrer largas distancias, transportar cargas pesadas y mantener una operatividad constante, las limitaciones de la tecnología eléctrica convencional se vuelven evidentes.

  • Autonomía insuficiente. Los camiones eléctricos actuales apenas superan los 300-400 km con una sola carga, dependiendo del terreno, la climatología y la carga transportada. Para rutas logísticas de larga distancia, esto no es suficiente.

  • Peso de las baterías. A medida que se incrementa la capacidad de las baterías para ganar autonomía, también lo hace su peso. En vehículos pesados, esto supone una reducción directa de la carga útil disponible, lo que afecta la rentabilidad del transporte.

  • Tiempos de carga inasumibles. Las paradas prolongadas para recargar baterías (en algunos casos, horas) suponen un freno operativo significativo, especialmente en flotas que necesitan trabajar a plena capacidad en ciclos continuos.

Todo esto lleva a una conclusión técnica evidente: el transporte pesado requiere una solución energética diferente, capaz de ofrecer alta autonomía, recarga rápida y eficiencia sin penalizar la carga útil. Y es aquí donde el hidrógeno se posiciona como la respuesta más sólida.

Hidrógeno: eficiencia operativa y sostenibilidad

Los vehículos de hidrógeno, impulsados mediante pilas de combustible o con motores reconvertidos, transforman el hidrógeno en electricidad sin combustión, generando como único residuo vapor de agua. 

Esta tecnología permite a los camiones operar de forma continua, con tiempos de repostaje similares a los del diésel y con una autonomía de hasta 800 km o más, dependiendo del diseño. Además, estas son algunas de las claves por las que el hidrógeno es la única alternativa para las flotas de transporte pesado:

  • La densidad energética del hidrógeno es mucho mayor que la de las baterías, lo que permite transportar más energía en menos espacio y peso.

  • Los repostajes se completan en menos de 10 minutos, permitiendo mantener el ritmo logístico sin interrupciones relevantes.

  • Es una solución escalable: los vehículos pueden mantener sus características de rendimiento sin necesidad de rediseños complejos ni sobrecargas estructurales.

El futuro es regulado: sin descarbonización, no hay negocio

Las normativas de la Unión Europea, como el Pacto Verde y la nueva legislación Euro 7, establecen objetivos cada vez más exigentes para la reducción de emisiones. En muchos casos, los límites que se plantean para la próxima década son directamente incompatibles con los motores diésel actuales. 

Las ciudades están prohibiendo progresivamente el acceso de vehículos contaminantes y los peajes verdes, penalizaciones y fiscalidades diferenciadas empiezan a impactar directamente en las cuentas de resultados de las empresas logísticas.

En este contexto, transformar las flotas no es solo una cuestión de imagen o responsabilidad corporativa: es una cuestión de supervivencia empresarial. Y el hidrógeno, dadas las características del transporte pesado, será la única tecnología capaz de garantizar viabilidad operativa y cumplimiento normativo a gran escala.

Transformar para no desaparecer

Muchas flotas medianas y grandes enfrentan una disyuntiva: adaptarse o quedarse atrás. Y es aquí donde la transformación de vehículos diésel a hidrógeno se convierte en una oportunidad estratégica. No se trata únicamente de adquirir nuevos vehículos, lo cual representa una inversión importante, sino de aprovechar la infraestructura y los activos existentes para migrar hacia tecnologías limpias.

La adaptación de camiones pesados mediante kits de conversión o sustitución de motorización por sistemas de pila de combustible es técnicamente posible y económicamente viable en muchos casos..

Además, este enfoque permite amortizar mejor los activos existentes, reducir los tiempos de transición y posicionarse como actor innovador en un mercado cada vez más orientado a la sostenibilidad.

El hidrógeno no es una opción más, es el camino

Si bien es cierto que hoy la infraestructura de hidrógeno aún está en fases iniciales, la tendencia es clara. Gobiernos europeos, grandes fabricantes de vehículos y consorcios energéticos están invirtiendo en el desarrollo de corredores logísticos con estaciones de hidrógeno, zonas industriales con puntos de carga y redes regionales de abastecimiento.

Los próximos 5 a 10 años verán una expansión acelerada de esta infraestructura, especialmente en rutas logísticas clave. Para entonces, las flotas que ya hayan iniciado su transformación estarán en una posición de ventaja competitiva clara frente a aquellas que sigan operando con combustibles fósiles.

No hay una única solución para todos los segmentos del transporte. Pero en el caso del transporte de mercancías por carretera y vehículos pesados, los datos técnicos, operativos y económicos apuntan a una dirección clara: el hidrógeno es la única alternativa sostenible verdaderamente escalable a medio y largo plazo.

Ignorar esta realidad puede salir caro. Por eso, es momento de actuar, planificar la transformación y anticiparse a un cambio que no solo es inevitable, sino que representa una oportunidad para innovar, liderar y asegurar el futuro de nuestras flotas.

 

GLP: El combustible de transición olvidado que podría reducir ya las emisiones urbanas

El objetivo de reducir las emisiones contaminantes y lograr la descarbonización en el sector de la movilidad es compartido por los distintos países europeos, y no hay dudas al respecto. Pero, lo que hoy podría haber sido un avance mucho mayor, se sigue manteniendo en pequeños pasos en una carrera en la que cada vez hay más participantes y competidores. 

En plena carrera hacia la descarbonización del transporte, el foco mediático e institucional se centra casi exclusivamente en el coche eléctrico y, a medio plazo, en el hidrógeno. Sin embargo, en ese camino hacia un futuro más limpio, existe una alternativa ya disponible, económica, con infraestructuras desarrolladas y capaz de reducir de manera inmediata las emisiones contaminantes del parque móvil: el gas licuado del petróleo, más conocido como GLP o autogas. Sorprendentemente, esta opción sigue sin contar con el respaldo institucional necesario para desplegar todo su potencial.

Una tecnología madura y asequible

El GLP no es una promesa futura. Es una tecnología consolidada que funciona en miles de vehículos en Europa y que ha demostrado ser una solución eficiente para reducir las emisiones contaminantes. En España, sin ir más lejos, el coche más vendido en 2023 y 2024 ha sido el Dacia Sandero en su versión bifuel (gasolina y GLP). Un éxito que no es casual: combina un precio contenido con bajos costes de uso y la codiciada etiqueta ECO, que permite circular con menos restricciones por el centro de las ciudades.

Además, la conversión de un vehículo de gasolina a GLP es una operación técnicamente sencilla y económicamente viable. Con un coste que puede rondar entre los 1.500 y 2.500 euros, es hasta diez veces más barato que la compra de un coche nuevo eléctrico o híbrido enchufable, lo que convierte al GLP en una alternativa real para los hogares con menor capacidad adquisitiva, precisamente los más afectados por las restricciones de movilidad en las grandes ciudades.

Beneficios medioambientales inmediatos

Desde el punto de vista ambiental, el GLP ofrece una reducción significativa de emisiones respecto a los combustibles tradicionales. En comparación con la gasolina, emite hasta un 90% menos de óxidos de nitrógeno (NOx) y hasta un 15% menos de CO₂. Además, su combustión es más limpia, lo que reduce drásticamente las partículas en suspensión, uno de los principales causantes de enfermedades respiratorias en entornos urbanos.

Este impacto positivo sería inmediato si se incentivara de forma decidida la conversión del actual parque de vehículos de gasolina a GLP, especialmente en las ciudades donde la contaminación del aire se ha convertido en un problema crónico.

Falta de apoyo institucional: una oportunidad perdida

Pese a estas ventajas, el GLP ha quedado en tierra de nadie en las políticas públicas de movilidad. Las ayudas del Plan MOVES, por ejemplo, excluyen sistemáticamente tanto la compra de vehículos bifuel como la conversión de coches a GLP. Tampoco existe una campaña institucional clara que informe a los ciudadanos sobre esta posibilidad, a pesar de su potencial para renovar de forma económica y rápida el parque móvil contaminante.

El resultado es que una tecnología probada, con red de repostaje desplegada y beneficios evidentes, queda infrautilizada, mientras se espera a una electrificación total que, en la práctica, aún está lejos de alcanzar a la mayoría de los ciudadanos, tanto por precio como por limitaciones de infraestructura.

El GLP como puente hacia el futuro

El discurso mediático sobre la movilidad sostenible parece estar dominado por una visión a largo plazo que, sin duda, es necesaria. Pero en ese camino hacia el cero emisiones, hace falta una solución puente, viable y de rápida implantación. El GLP es esa solución. No reemplazará al vehículo eléctrico ni al hidrógeno, pero sí puede ser el trampolín que necesitamos hoy para reducir las emisiones mientras se desarrollan y democratizan las tecnologías del mañana.

Ignorar su potencial no solo es un error estratégico: es una oportunidad perdida en la lucha contra el cambio climático y la mejora de la calidad del aire. Un impulso institucional —en forma de incentivos, campañas de información y apoyo a la conversión— podría transformar el GLP en una herramienta clave para avanzar en la transición ecológica con justicia social.

Porque cuando el futuro todavía no ha llegado del todo, lo responsable es actuar con las soluciones que ya tenemos a mano. Y el GLP lo está, esperando que alguien, desde las instituciones, lo tome en serio.

 

Tabla de ahorro con Autogas [Julio 2025]

En pleno mes vacacional, consultar el precio del combustible es un aspecto prioritario para muchas personas que buscan todas las alternativas posibles para ahorrar. Si tienes un vehículo transformado a GLP, seguramente te interesará saber cuál es la diferencia de precio con respecto a la gasolina para saber cuánto te puedes ahorrar. Eso es lo que te mostramos en esta tabla de ahorro, actualizada con los precios del mes de julio.

Con ella, podrás saber el ahorro anual de tu vehículo en función del consumo del mismo y del número de kilómetros que recorras cada año. Cabe tener en cuenta que, en el momento de actualizar la calculadora, la gasolina tenía un precio medio de 1,59 euros el litro, frente a 0,93 euros el litro del GLP.

En cualquier caso, la anticipación es la mejor manera de ahorrar. Si tienes un coche en el que repostas GLP, puedes consultar cuáles son las estaciones de servicio más cercanas en el itinerario que vayas a realizar. De esta forma, evitarás quedarte sin combustible y no tendrás que recurrir a la gasolina tan a menudo.

Por otra parte, te aconsejamos comprobar si la ciudad a la que viajas tiene activa alguna Zona de Bajas Emisiones. No obstante, si circulas en un coche propulsado por GLP, podrás acceder sin limitaciones a cualquier ZBE con la etiqueta ECO. Ahora sí, ¡ya tienes todo listo para disfrutar de tus vacaciones!

hidrógeno vs eléctrico

Hidrógeno vs. Eléctrico: ¿Qué camino es el más adecuado para cada vehículo?

La movilidad sostenible es una de las prioridades actuales más importantes para gobiernos, empresas y ciudadanos de todo el mundo. El objetivo es claro: reducir emisiones y frenar el calentamiento global. Y lo cierto es que, hasta ahora, se trabaja a contrarreloj para desarrollar las que están llamadas a ser las tecnologías de movilidad sostenible del futuro: los coches de hidrógeno y los eléctricos.

Aunque ya hay modelos de cada tipo, no son accesibles para la ciudadanía a día de hoy, ni por autonomía, ni por precio. Mientras tanto, los conductores apuestan por opciones de transición, como los microhíbridos o los vehículos de gas.

Pero, en la práctica, la gran pregunta sigue siendo: ¿hidrógeno o eléctrico? Ambas soluciones tienen ventajas e inconvenientes, y conocerlas es clave para tomar decisiones informadas según el vehículo que tengamos.

Vehículos eléctricos: la opción para la ciudad

Los vehículos eléctricos utilizan baterías para almacenar energía y alimentar un motor eléctrico. Se han popularizado rápidamente en entornos urbanos y en vehículos particulares por varias razones:

  • Cero emisiones en uso: no emiten gases contaminantes al circular.
  • Recarga en casa: se pueden cargar durante la noche en un garaje.
  • Eficiencia energética: hasta el 90 % de la energía eléctrica llega a las ruedas.

Sin embargo, no son la solución para todos los vehículos. El tiempo de recarga y el peso de las baterías hacen que esta opción no siempre sea ideal para vehículos grandes o de larga distancia.

Vehículos de hidrógeno: una alternativa para el transporte pesado

Los vehículos de hidrógeno utilizan una pila de combustible para convertir el gas en electricidad y alimentar un motor eléctrico. También existen motores de combustión interna adaptados al hidrógeno, similares a los de gasolina pero sin emisiones de CO₂.

Sus ventajas principales son:

  • Repostaje rápido: similar al de un vehículo diésel.
  • Gran autonomía: ideal para transporte pesado o de larga distancia.
  • Menor peso de almacenamiento de energía en comparación con baterías de gran capacidad.

Por el momento, la distribución de estaciones de hidrógeno sigue siendo limitada, y la producción de hidrógeno verde es un reto que necesita inversión e innovación para garantizar que la energía utilizada sea realmente sostenible.

Comparación de ambos caminos

CaracterísticaEléctricoHidrógeno
Emisiones localesCeroCero
Autonomía promedio300–500 km600–1000 km
Tiempo de recarga/repostaje30–60 minutos (carga rápida)3–5 minutos
Coste por kmBajoModerado
Adecuado paraCoches, vehículos ligerosCamiones, transporte pesado, trenes

La clave para que tanto el vehículo eléctrico como el de hidrógeno sean verdaderamente sostenibles reside en la procedencia de la energía. Si la electricidad proviene de fuentes renovables y el hidrógeno es verde (producido con energías limpias), ambas soluciones contribuyen a la descarbonización de la economía.

El futuro del transporte pesado está en el hidrógeno

Si bien los vehículos eléctricos son idóneos para entornos urbanos y transporte ligero, el hidrógeno destaca como la alternativa más viable para transporte pesado y de larga distancia. Su rapidez de repostaje, su gran autonomía y la posibilidad de adaptar vehículos actuales hacen que esta tecnología sea una de las grandes apuestas para descarbonizar sectores clave como el transporte de mercancías, la agricultura y la maquinaria de obra pública.

No estamos ante una batalla entre hidrógeno y eléctrico, sino ante la necesidad de escoger la solución adecuada para cada necesidad. El vehículo eléctrico ganará terreno en la ciudad y en recorridos cortos, mientras que el hidrógeno asumirá un papel clave en transporte pesado, donde la autonomía y la velocidad de repostaje son determinantes.

En este camino hacia la neutralidad de emisiones, la transformación de vehículos actuales para que funcionen con hidrógeno es una alternativa inteligente para garantizar que flotas y equipos puedan adaptarse al futuro sin necesidad de una renovación total. El hidrógeno no solo es una opción viable, sino un aliado clave para construir un transporte verdaderamente sostenible en España y en el mundo.

Si quieres saber más sobre cómo adaptar tu flota al hidrógeno y garantizar que tu empresa forme parte de la transformación energética, ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotros!

hidrógeno

Motores de combustión de hidrógeno para vehículos: ¿Cómo funcionan?

La movilidad del futuro ya está en marcha, y el hidrógeno se sigue consolidando como uno de sus grandes protagonistas. Cada vez es más habitual que escuchemos hablar de vehículos impulsados por hidrógeno, pero no todos saben que existen dos tecnologías distintas para hacerlo posible: las pilas de combustible y los motores de combustión de hidrógeno.

En este artículo, queremos acercarte de forma clara y sencilla a esta segunda opción: los motores de combustión que funcionan con hidrógeno. ¿Qué son? ¿Cómo funcionan? ¿Son realmente sostenibles? ¿Y qué papel tendrán en los próximos años en España? Vamos a descubrirlo.

¿Qué es un motor de hidrógeno de combustión?

Un motor de combustión de hidrógeno es, en esencia, un motor tradicional adaptado. En lugar de funcionar con gasolina o diésel, utiliza hidrógeno como combustible. Este hidrógeno se quema con el oxígeno del aire en el interior del motor, produciendo energía mecánica que mueve el vehículo.

Lo más interesante es que este tipo de motor es muy similar al motor de gasolina que todos conocemos, lo que permite aprovechar buena parte de la tecnología ya existente, haciendo que la transformación sea más rápida y rentable.

Es decir, no requiere una transformación total del motor para aprovechar el uso del hidrógeno como combustible.

¿Cómo funciona exactamente?

El proceso de un motor de combustión de hidrógeno es muy parecido al de un motor convencional:

  1. Admisión del hidrógeno. El motor toma aire del exterior y lo mezcla con hidrógeno en estado gaseoso en los cilindros.
  2. Compresión. La mezcla de hidrógeno y aire se comprime en el interior del cilindro.
  3. Encendido. Una chispa (como en un motor de gasolina) provoca la combustión de la mezcla. En el caso del hidrógeno, la combustión es más rápida, ya que es más volátil.
  4. Expansión. La explosión genera energía que empuja los pistones y hace girar el motor.
  5. Escape. Se expulsan los gases resultantes, que son vapor de agua y una pequeña cantidad de óxidos de nitrógeno (NOx).

A diferencia de los combustibles fósiles, el hidrógeno no genera dióxido de carbono (CO₂) durante la combustión. Esto convierte a estos motores en una opción mucho más limpia para el medio ambiente.

No obstante, conviene tener en cuenta que lo más común será, probablemente, la aplicación del hidrógeno en motorizaciones diésel, sobre todo, en el segmento del vehículo pesado.

En este caso, el funcionamiento será como un sistema dual, utilizando el diésel que, con cuya compresión, se combustionará el hidrógeno. Aproximadamente, se estima que habrá entre un 30% y un 40% de sustitución de diésel por hidrógeno.

Ventajas de los motores de combustión de hidrógeno

Los motores de combustión de hidrógeno tienen una serie de ventajas muy claras, sobre todo en este momento de transición hacia una movilidad más sostenible:

1. Cero emisiones de carbono

El principal subproducto de la combustión del hidrógeno es el vapor de agua. No hay emisiones de CO₂ ni de partículas contaminantes, como sí sucede con motores diésel o de gasolina.

2. Aprovechamiento de tecnología existente

Como el diseño es muy similar al de los motores tradicionales, muchas piezas pueden reutilizarse. Esto abarata costes y acelera el desarrollo, sin necesidad de reinventar todo el sistema.

3. Repostaje rápido

Llenar un depósito de hidrógeno lleva tan solo unos minutos, similar al repostaje de un vehículo de gasolina. Esto es una gran ventaja frente a los vehículos eléctricos con batería, que pueden tardar horas en recargarse.

4. Alta potencia y fiabilidad

Este tipo de motor es especialmente útil para vehículos industriales, maquinaria pesada, camiones o trenes, donde se requiere potencia continua y gran autonomía.

Retos que enfrenta el sector

Aunque tiene muchas ventajas, esta tecnología también debe enfrentar algunos desafíos propios del proceso de desarrollo en el que aún se encuentra:

  • Emisiones de NOx: a temperaturas muy altas, pueden generarse óxidos de nitrógeno. Sin embargo, existen tecnologías de control para minimizar este impacto.
  • Infraestructura: la red de hidrogeneras (estaciones de repostaje de hidrógeno) aún es muy limitada en España, aunque está en proceso de expansión.
  • Almacenamiento seguro: el hidrógeno debe almacenarse a alta presión, lo que requiere sistemas robustos y seguros.

¿En qué punto está la tecnología de hidrógeno?

Los motores de hidrógeno no son una idea nueva, pero su desarrollo se ha acelerado enormemente en los últimos años. Grandes fabricantes como Toyota, BMW, Yamaha o Cummins están invirtiendo en esta tecnología y ya han presentado prototipos totalmente funcionales.

Además, algunas marcas están probando motores de hidrógeno en competiciones deportivas, demostrando su potencia, fiabilidad y sostenibilidad.

Por otro lado, en España ha habido un gran avance en materia legislativa. Por primera vez, se ha aprobado la normativa de transformación de vehículos de hidrógeno en base a conjunto funcional, donde se regula el proceso de transformación tanto en pila de combustible como en motor de combustión.

En este contexto, los motores de combustión de hidrógeno son una oportunidad real para transformar flotas de vehículos existentes, especialmente en el sector del transporte público, agrícola e industrial.

¿Transformar un motor convencional es posible?

Sí. Uno de los grandes atractivos de esta tecnología es, precisamente, esa posibilidad. Los motores actuales pueden adaptarse para funcionar con hidrógeno mediante:

  • Cambios en el sistema de inyección.
  • Adaptación de válvulas y materiales resistentes al hidrógeno.
  • Incorporación de sistemas de seguridad y control de emisiones.

Estas transformaciones permiten alargar la vida útil de los vehículos existentes, reduciendo residuos y emisiones, y convirtiéndolos en una opción mucho más sostenible sin tener que comprar uno nuevo desde cero.

El futuro de los vehículos de hidrógeno

A corto plazo, los motores de combustión de hidrógeno serán clave en sectores donde la electrificación completa no es viable, como el transporte pesado, la construcción o la agricultura. Las flotas de vehículos encuentran en esta solución una gran alternativa en lo que a sostenibilidad se refiere.

A medio plazo, es probable que veamos un aumento en el número de vehículos adaptados al hidrógeno, tanto de combustión como de pila de combustible. Y en paralelo, crecerá la infraestructura de hidrogeneras.

A largo plazo, el hidrógeno verde jugará un papel esencial en la descarbonización de la economía, y los motores de hidrógeno estarán plenamente integrados en esa visión.

Desde Gasmoción, estamos preparados para ayudarte a dar el paso hacia una movilidad más limpia y eficiente. Ya sea adaptando tu flota o desarrollando proyectos a medida, creemos en un futuro movido por hidrógeno.

¿Te unes al cambio?

 

Tabla de ahorro con Autogas [Junio 2025]

Se acerca el verano y, con él, la planificación de las ansiadas y esperadas vacaciones. Uno de los gastos que siempre conviene tener en cuenta durante esta época es el combustible, ya que los trayectos que se suelen hacer son más largos. Por eso, actualizamos nuestra tabla de ahorro del mes de junio, para que puedas calcular cuánto te puedes ahorrar repostando GLP en lugar de gasolina.

Te recordamos, además, que la tabla de ahorro que actualizamos mensualmente tiene en cuenta los precios de los combustibles en el momento de su realización. En este caso, el GLP se sitúa en un precio medio de 0,93 euros el litro, mientras que la gasolina está en 1,55 euros el litro. Según estos precios, si tu vehículo realiza una media de 25.000 kilómetros anuales y tiene un consumo medio de 7,5 litros, el ahorro es de casi 1000 euros anuales.

No olvides, además, que transformar un coche a GLP puede suponer la obtención de la etiqueta ECO. Y, si vas de vacaciones a alguna ciudad donde haya restricciones en las Zonas de Bajas Emisiones, es fundamental llevarla. Los vehículos que consiguen la etiqueta ECO con la transformación a GLP son los gasolina EURO 4 (matriculados desde 2006) y los diésel EURO 6 (matriculados a partir de 2016).

Consulta nuestra tabla para tener un cálculo más aproximado sobre el ahorro en combustible que puedes tener repostando GLP. Y, si estás pensando en transformar tu vehículo, ponte en contacto con nosotros. Nuestro equipo te asesorará de forma personalizada según las características de tu vehículo. ¡Pásate a la movilidad sostenible!