El consumo de carburantes se hunde y su precio se dispara.
Coger el coche se está convirtiendo en un lujo que en un país con 4,8 millones de parados registrados en el antiguo INEM cada vez más personas no se pueden permitir.
Según el informe mensual de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) sobre la distribución de carburantes en las estaciones de servicio, y a falta de los datos de diciembre, el consumo de carburantes registró en 2012 un histórico desplome del 6%, el más acusado desde que comenzó la crisis. El mayor descenso en este periodo de recesión se había registrado en 2009, con una caída del 5,2%. El desplome ha llevado el consumo de estos productos a niveles de finales de la década de los 90, según destaca la Comisión de Energía.
A los menguantes bolsillos de los ciudadanos en nada les ha ayudado que los precios tanto de la gasolina como del gasóleo no hayan dejado de subir en todo el año. A menor consumo, las compañías petrolíferas imponen precios más altas para tratar de mantener los ingresos. De media, se han incrementado un 8%, un aumento «más acusado que el de las cotizaciones internacionales» del petróleo, como pone de manifiesto la CNE. Durante el mes de diciembre, el precio medio de venta al público de la gasolina 95 fue de 1,390 euros, similar al de junio, mientras que el del gasóleo se situó en 1,359 euros por litro.
Agosto y septiembre fueron los dos meses de 2012 en los que más caro resultó repostar. Sin embargo, como pone de manifiesto la CNE, el efecto del nuevo tipo de IVA del 21%, aplicable desde el 1 de septiembre, «se ve parcialmente amortiguado con la caída de más de un 11% observada en este mes en los márgenes de distribución», la diferencia entre el precio antes de impuestos de los carburantes y la cotización internacional de referencia. A finales de agosto, el Gobierno, con José Manuel Soria, ministro de Industria, a la cabeza, inició una campaña de acoso y derribo contra las petroleras, a las que acusó de aplicar márgenes muy altos que, en su opinión, elevan el precio de los carburantes hasta niveles insostenibles. El debate saltó a la palestra apenas tres meses antes de que se conociese el IPC de noviembre, el que marca –teóricamente– la revalorización de las pensiones y en cuyo incremento de los últimos meses mucho ha tenido que ver el incremento del precio de la gasolina y el gasóleo.
El «efecto lunes»
Tras el anuncio del Gobierno de que buscaría «fórmulas para abaratar los precios, Soria se reunió con los responsables de las tres grandes petroleras que operan en España, BP, Repsol y Cepsa. Y tras la cita, como reconoce la propia CNE, los precios, y los márgenes, comenzaron a disminuir. No obstante, la comisión cree que lo han hecho en gran medida gracias a lo que denomina el «efecto lunes». Ése es el día en que las autoridades europeas hacen acopio de datos para elaborar su estadística de precios. Y, curiosamente, es la jornada en la que, desde octubre, la CNE viene observando que se da el precio más bajo de la semana en los carburantes, que luego va subiendo de forma progresiva los días siguientes para compensar este ajuste. «El margen bruto de distribución llega a superar los 20 céntimos/litro durante el periodo enero/agosto de 2012, el nivel más elevado en los últimos años. El “efecto lunes” provoca su descenso al entorno de los 14-15 céntimos el litro a finales de año», concluye el informe de la comisión.
La excepción al «efecto lunes» se produjo en vísperas de la Navidad. El viernes 28 de diciembre, en el inicio del puente vacacional con un elevado número de desplazamientos por carretera, se produjo un notable incremento que culminó el 31 de diciembre, día que, según la CNE, los carburantes marcaron los precios máximos del mes.
Pese a la insistencia tanto del Gobierno y de organismos como la CNE o la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) en que las petroleras que operan en España aplican unos márgenes mucho más elevados que en el resto de Europa, las compañías niegan la mayor. Según sus cálculos, el margen que obtienen por cada litro de gasolina que venden apenas oscila entre el medio céntimo y el céntimo de euro por litro, muy alejado de los 20 céntimos de la Comisión de la Energía. Tan abismal diferencia se debe, según las petroleras, a que este organismo no incluye en sus cálculos gastos como el transporte o el almacenamiento.
A pesar del notable incremento de los precios, España sigue siendo uno de los países europeos en los que es más barato repostar. Frente al precio de 1,390 euros por litro que costaba la gasolina 95 en diciembre, el precio medio en la UE fue de 1,574 euros/litro y de 1,593 euros/litro en la eurozona. Lo mismo sucede con el gasóleo. El precio medio en España fue de 1,359 euros, frente a los 1,473 euros de la Unión Europea y los 1,450 de la eurozona. La razón de esta situación hay que buscarla en que, como consigna de nuevo la CNE, «la carga impositiva sobre los carburantes en España continúa siendo inferior a la de otros países de la Unión Europea».
En España, la diferencia de precios entre provincias también es acusada. Las Islas Baleares son la región donde resulta más caro repostar, mientras que Huesca es la más barata. La gasolina, por ejemplo, costaba en diciembre 1,42 euros el litro en las islas, mientras que en la provincia aragonesa apenas llegaba a los 1,34 euros.
Fuente: larazon.es